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Por Daniel Valli publicado en grupo Comunicación de crisis en Linkedin.

Duro poco e hizo mucho ruido. Posiblemente fue la campaña de publicidad más tonta del año.

Para mostrar la capacidad de las zapatillas Pearl Izumi, la agencia no tuvo una mejor idea que mostrar a un dueño tratando de reanimar a un perro muerto por el esfuerzo, «mostrando qué tan bueno es el producto»,

Sí, parece ridículo pero en este mundo todo puede ser realidad. Por supuesto, luego de levantarse la campaña, la empresa publicó sus disculpas en Facebook e informó que haría una donación a una institución de bien público: https://www.facebook.com/PearlIzumiRunning/posts/10151694545079495

¿Caso cerrado? Sí. Seguramente la situación generará enojo en clientes y potenciales clientes pero lo más probable es que la crisis pasará. Pero lo más interesante del caso es que muchas empresas no aprenderán de la situación y en poco tiempo más veremos casos similares, como viene sucediendo cada año con campañas que buscan impactar pero lo que logran es generar daño a las marcas.