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MANIFIESTO

El poder está en la gente

No hay nada más cierto. El poder ya dejó de ser algo que se concentra en unos pocos. Y es fácil darse cuenta. Todo lo que pudo lograr una marca con años de trabajo para construir su reputación, se pone en riesgo cuando una persona publica un video incómodo en una red social. Antes, todo estaba intermediado por los medios de comunicación. Hoy las personas tienen la capacidad y las herramientas para dar a conocer su opinión, mostrar lo que ven y producir daños si perciben un grave error de una empresa. Hoy la reputación no está en manos de la propia empresa, sino en manos de la gente. Pasamos de la comunicación de masas a la comunicación de redes y el poder de la comunicación pasó de unos pocos, a muchos. A todos.

Vivimos en casas de vidrio

Ya nada es secreto, todo puede ser conocido. Eso ha redefinido el término transparencia. Las compañías ya no pueden decir que son transparentes como si fuera una virtud. Lo deben ser porque no tienen otra alternativa. Muchas personas tienen acceso a su información, desde clientes a empleados. Y pueden divulgarla fácilmente a través de los medios sociales. La conclusión es que debemos hacer lo que decimos que hacemos. Y debemos decir sólo aquello que hacemos.

El increíble poder de la comunicación

Aunque aumentaron los riesgos, se multiplicaron las oportunidades. Hoy es mucho más accesible lograr construir una marca y una reputación gracias a los medios sociales. Antes, mucho de ese proceso pasaba por los medios de comunicación. Y aunque los medios tradicionales siguen siendo muy importantes porque legitiman lo que somos, tenemos la oportunidad de hablar directamente a cada persona y, más aún, saber con precisión quiénes son esas personas, qué hacen, qué les gusta y qué no. Y, en qué están interesados en este preciso momento en el que estás leyendo esto. Además, no solo te permite saber, también uno cuenta con la gran oportunidad de interactuar.

La muerte de las audiencias

El término seguirá siendo usado por mucho tiempo más, pero ya no existen las audiencias, el público objetivo o el target. Y no existen porque las personas tienen la posibilidad de interactuar con el mensaje que se les envía. Y lo hacen. Pueden modificarlo, adaptarlo a sus necesidades y recrearlo. Es decir, no son sujetos pasivos. Por lo tanto, el cambio es fenomenal. No es sólo un tema de redes sociales, aunque por allí se canaliza toda esta nueva energía. Hasta el contenido de los programas de TV tienen tanta o más repercusión en las redes que lo que ocurre con el programa en sí mismo. Estamos en el mundo de las conversaciones. Dejamos de ser receptores de mensajes para ser todos productores de información.

Las series muestran el camino

En charlas de amigos, siempre surge la pregunta del por qué son tan exitosas las series de hoy. Se han transformado en parte de nuestras vidas. Hay una razón. Son buenas historias. Y eso demuestra que las buenas historias, son el camino apropiado para abrir el corazón de las personas. Si queremos usar historias, debemos ser creativos a la hora de comunicar, aún cuando se trate de cosas simples. Hay que pensar que competimos con Dark, Borgen, Fleabag, See, Cobra Kai o clásicos como Breaking Bad o Friends, por dar sólo algunos ejemplos.

Esto sucede, porque vivimos en un mundo donde las marcas se disputan negocios y, por sobre todo, la atención de las personas. Es lo que se conoce como la economía de la atención, un concepto que el psicólogo Daniel Kahneman introdujo en su libro Thinking Fast and Slow en 2011. Para hacer negocios, primero hay que captar la atención y allí está la clave.
Por todo esto, irrumpió el storytelling, la técnica para contar historias atractivas y captar la atención. Que sean potentes y entretenidas, haciendo que el mensaje que queremos transmitir, sea apropiado y compartido por las persona. Antes, sólo era necesario informar, hoy eso sólo no alcanza. Ese es el gran desafío para hacer negocios.

La huella digital

Todo lo que se dice y se hace, queda reflejado en los buscadores de internet. Es la huella de los nuevos tiempos. Si hacés algo pero no tenés presencia digital, se podría decir que no existís. Esto es malo y muy bueno a la vez. Es malo, porque si cometés un gran error, podrá quedar reflejado en internet y la huella será muy difícil de borrar. Bastante más difícil que querer eliminar un tatuaje.

Por eso, en los negocios no sólo es necesario comunicar bien, también hay que hacer bien las cosas.

Pero también es muy bueno. Porque hoy es más fácil ser referentes a través del mundo digital. Muchas personas aún no se han dado cuenta de este beneficio. Por ejemplo, muchos CEOs y directores de grandes compañías aún no tienen identidad digital. Y esto también es una gran oportunidad para que vos la tengas y te diferencies.

La historia de los negocios se podría dividir en dos grandes épocas: una, antes de Google. La otra, después de Google. Todos tenemos el poder de reducir riesgos y, al mismo tiempo, de aprovechar las grandes oportunidades de la digitalización.

La transformación digital de todo

Es el tema que impide que muchos duerman tranquilos cada noche y el que hace dormir profundamente a otros, aquellos que se están surfeando bien la situación. Hace casi un década atrás, en una conferencia dije ante más de 1000 personas que todos seríamos digitales. Muchos de los presentes me miraron extrañados. El año pasado en una nueva edición de la misma conferencia empresaria confirmé que todos ya somos digitales y, además, móviles. Hasta mi madre de 83 años usa WhatsApp y participa de la conversación de Facebook.

Por eso es extraño que en muchos sectores tomen el tema digital como algo futuro que nos afectará. En ciertos sectores de la economía, más del 50% de sus actores económicos no tienen sitio web. Mientras tanto, otros ya están preocupados en desarrollar la 3ra, 4ta o 5ta generación de su plataforma tecnológica para mejorar la experiencia del usuario y lograr que adquieran sus productos o servicios en forma digital. Lo que queda claro es que la transformación es irreversible. Así que hay que elegir donde estar, adentro o afuera.

El mundo gobernado por el talento

Ojo, no hablamos de política, hablamos de la vida. Cada vez es más difícil retener el talento en las organizaciones. Y conseguirlo. Y cada vez será más complejo. Las personas claves ya no sólo buscan un lugar que les convenga mucho para trabajar. También les interesa que sea atractivo y que la organización que los emplea sea un ejemplo, sentirse orgullosos de trabajar allí. Así que a medida que pase el tiempo, una brillante reputación será aún más necesaria. La llamada marca empleadora adquiere vital importancia, especialmente para aquellas organizaciones en pleno crecimiento, que vivan un fuerte proceso de transformación o que deban competir metro a metro su mercado. Es decir, prácticamente todos.

El CEO y su legado

No hace falta llegar a la cumbre, para poder entender la perspectiva de un CEO. Todo CEO busca lograr los mejores resultados para su organización y cumplir con los planes que se propuso. Estos son sus retos de corto plazo. Pero además de eso, los CEOs construyen un legado. Y lo hacen dirigiendo una organización donde sus integrantes saben qué hacen, cómo lo hacen y especialmente por qué hacen lo que hacen. Y esto es posible si eso es transmitido adecuadamente a la organización, si existe un relato, una narrativa poderosa que hace que todos se sientan participes de algo relevante. Ésta es la piedra fundamental para el éxito de una organización. La fuente de poder de una organización está en la fuerza de su propósito como organización. Y la comunicación ayudar a darle sentido a todas decisiones que se toman para lograr el propósito.